miércoles, 13 de abril de 2011

Es momento de batallar

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La primera batalla del día: levantarte cuando  escuchas el despertador, luchar contra la comodidad y no  quedarte  dormido “sólo cinco minutos”. ¿Qué haces? ¿Te levantas, duermes un poco más?
Antes de continuar, aclaro a qué me refiero con “batalla”;  toda situación o problema del día a día que de una u otra manera desearías que fuera distinto.

¿Cómo confrontas esta batalla?  En general,   ¿Qué postura tomas ante los problemas? ¿Los ignoras, te quejas?, ¿Sabes acaso lo importante que es en tu vida la actitud con que enfrentas las dificultades?
Es trascendental la forma en que decides reaccionar antes las adversidades, en ello radica la diferencia entre una persona conformista y una sobresaliente. Entre el éxito y el fracaso. Marca la diferencia encarar la realidad con la frente en alto y disponerte a luchar para cambiarla, o simplemente dejarse arrastrar por la corriente.

Estudiando la vida de las personas notables vemos que el origen de su brillantez radica en la actitud que tomaron al momento de desafiar su realidad y decidir transformarla. Ejemplo excepcional de ello es la lucha contra la segregación racial. George W. Haley, abogado norteamericano,  fue la segunda persona de color en la Universidad de Arkansas en 1949. No permitió que los prejuicios raciales de sus compañeros de estudio hacia él lo desanimaran en su camino, siguió firme en sus ideales, rompiendo los paradigmas establecidos y llegó a ser columnista de la revista de derecho de su universidad. ¡El máximo honor al que podía aspirar! Otro sobresaliente ejemplo,  Nelson Mandela, no sólo cambio paradigmas, fue Presidente de Sud África, integró dos culturas, pero lo más notable de él, nunca perdió su libertad espiritual aunque estuvo preso por 27 años.

Ser libre abarca desde el movimiento sin restricciones hasta la capacidad de vivir con plenitud con las oportunidades que la vida te da. Existe una relación entre tus actitudes y tu libertad. Si  te  enfocas en lo negativo,  dejándote dominar por frases como: “Si sólo viviera en…”, “Cuando suceda eso, entonces estaría bien…”.  Te  vuelves  presa de los negativismos, se convierten (sin  darte cuenta)  en la brújula de tu  vida,  te ata las manos,  te nubla los ojos y no  puedes ver más allá de lo obvio. Cuanto más rápido  te  des cuenta de ello, mejor. Menos tiempo de tú juventud  mal gastas.
Ser joven no es simplemente tener un exceso de energía, poder dormir pocas horas, y manejar casi por instinto toda la tecnología que muchas veces abruma  a nuestros los padres. Ser joven es actuar positivamente, tener ideales, querer cambiar el mundo, pero sobretodo, es actuar proactivamente conforme a tus ideas.  Sin querer que estos queden como proyectos no realizados, pereza excusada con negativismos.

Es cierto, no vivimos en un país reconocido por estabilidad (ya sea económica, en materia de seguridad). Pero te invito a que hagas algo: mira lo negativo que existe a tu alrededor y frústrate por un rato. Pero  ese sentimiento de frustración (ojo no dejes que pase más allá de algo pasajero) conviértelo en determinaciones que ayuden a cambiar a El Salvador. ¡Y manos a la obra!

Las oportunidades existen, ajústate los lentes y descúbrelas. ¿Quieres construir casas?  Vete a un campamento con tu martillo.  ¿Quieres donar un poco cada día? Dona veinticinco centavos.  ¿Eres  del estilo de opinar y llegar a consensos? Existen muchas organizaciones juveniles para dar a conocer tu opinión y soluciones. Las oportunidades existen, solamente es de prepararse para aprovecharlas cuando estas se presenten. Algunas te pueden hasta tocar a tu puerta de manera evidente, pero la mayoría (que son las más satisfactorias a largo plazo) las tenemos que crear. Hablo en plural, por que no somos pocos jóvenes los que queremos cambiar al país. Más que una actitud positiva, es una decisión entre escoger el bien y el mal. Escoge el bien, El Salvador lo necesita.